El año pasado pasé un mes en Nueva York con una beca de idiomas del Ministerio de Educación. Luego, en Semana Santa, volví dos semanas de vacaciones a visitar a N. Todo lo que escribe Camba en su primer artículo del libro, "La ciudad del tiempo", son verdades como puños. O peor: como Camba. Más claro, agua: "Uno viene hacia aquí solicitado por el afán ineludible de vivir su época, ya que Nueva York está en el centro de esta época exactamente como el cerro de los Ángeles en el centro de España". Y más claro todavía, Camba: "Nuestra época sólo Nueva York ha acertado a encarnarla, y probablemente ésta es la verdadera causa de que la gran ciudad nos atraiga y nos rechace a la vez de un modo tan poderoso".
Coda(zo):"Nos atrae porque uno no puede vivir al margen del tiempo, y nos rechaza por la estupidez enorme del tiempo en que le ha tocado vivir a uno".

Post Scriptum: Perfecto, Javier, empiezas por romper tu palabra y escribes una segunda entrada antes de la próxima semana. Y para colmo, haces de tu segundo post un comentario de texto. ¡Qué coño un comentario!... ¡un corta y pega! Que no se vuelva a repetir.
