martes, 5 de agosto de 2008

Retazos periodísticos

Vivo en la ciudad de los festivales. Durante la semana, hay entre dos y tres festivales diferentes. Y no exagero. Exagera Nueva York. Ayer mismo me invitaron (ojo, me invitaron) a una conferencia de prensa sobre el festival México Now! Una maravilla. La conferencia, digo. Los periodistas perdimos el culo (pero no el apetito) por cubrir el evento. Fue en el restaurante Pampano, justo al lado del Instituto Cervantes. Se anunciaba un Cocktail Party. Ya saben, comida y bebida en un restaurante de categoría. Y de gratis. Los periodistas fuimos pitando. Y maricón el último. Este oficio me está empezando a gustar: coctél, fiesta, tuteos, besuqueos, etc. En resumen, como si no hubiera salido de la universidad. No faltaba nadie: lameculos, intelectuales, chuloplayas, chuloputas, chulopollas, etc. Y buena gente. Muy buen rollito. Mola. ¿Periodismo? No jodas. Publicidad y mercadotecnia: unas cuantas declaraciones de los organizadores, alguna que otra entrevista a un artista invitado y ahí lo tienes. ¿Cuándo saldrá la nota? Muchas gracias, Javier. Esperamos verte en el festival.

Más periodismo. Una fiscal del Bronx va a publicar un libro sobre abusos infantiles. Me mandan entrevistarla. Esa mujer se propone hacer el bien y el periodismo no puede faltar a ninguna de las grandes causas. En un momento bajo, pierdo el control de la entrevista. Y me entrevista ella. Qué tal está esto en España. Bien, en España también abusamos de los niños, como en todas partes. ¿Algún caso notorio? Bueno, hubo un caso ficticio, hace unos diez años. En Barcelona. Era verano. Ya sabe, la época en que literatura y periodismo flirtean con más descaro. Se montó una trama internacional de pederastia que no veas, you know? Se abusó de muchos niños. Demasiados. ¿Y cómo acabó? Pues como acaban todas las historias de polis y cacos. Los malos a la cárcel y los buenos victoriosos. Funciona bien la justicia, entonces. Sí, bueno, luego se demostró que todo había sido una farsa. ¿El qué, la trama? Sí, un gran periodista desmontó el embeleco. Se jodió la historia. Por cierto, ¿nunca ha pasado algo así aquí en Nueva York? ¿El qué? Sí, un policía con aspiraciones de novelista, un juez holgazán, trabajadores sociales y psicólogo-psicoanalistas comprometidos, una sociedad conmovida, etc. ¿Cómo?

Post Scriptum. Penúltimos días de Ceausescu en Nueva York. Cortesía de Happel.

3 comentarios:

Mgb dijo...

Gracias por la mención y por los amables comentarios. Le leo con atención y gusto, y le envidio ferozmente.

Saludos,

Happel

AEiG GELSTO dijo...

Javi! cuanto tiempo...
hoy he recordado tu blog y ya llevo un par de horas enganchada leyendo mientras finjo que trabajo.
Simplemente decirte que me alegro enormemente de que todo te vaya bien.
Mil besos.
Merche

Anónimo dijo...

Del amor a los cóctels, je. Impresionante imagen, la de la fiscal ante el espejo.

Un abrazo,
De Paco