jueves, 10 de julio de 2008

NYT

Ya van tres los intrépidos que han intentado escalar el edificio del New York Times. Todavía no entiendo la fascinación que causa la torre en sí. Entiendo la admiración por el periódico, pero no por el rascacielos. Tal vez se deba a que el edificio presenta menos dificultades que otros. No lo sé, mi pericia en temas de escalada no va más allá de esas piedrecitas que hay en Central Park. Cualquier altura que supera los tres metros ya me parece un desafío asaz insuperable.

El Times es el primer diario de este país (en calidad; en ventas es el tercero). Y creo no equivocarme - que me corrijan los expertos - si afirmo que se trata del primer rotativo del mundo. En Nueva York, el periódico que preside Sulzberger Jr. es el pan de cada día. Su prestigio supera el de la Biblia, que ya es decir. El diario es omnipresente: ya no sólo se puede adquirir en cualquier esquina o Starbucks (y lamento el pleonasmo); son legión los neoyorquinos que lo llevan en las manos. Más de una vez me he preguntado cómo alguien puede comprar ese periódico para leerlo en el metro. El papel es de lo más inmanejable: sus páginas son enormes, y uno pasa más tiempo intentando plegarlas que leyéndolas. Además, sus noticias suelen tener proporciones enciclopédicas: requieren la paciencia de una café, o el bullicio de una casa. Los domingos, el periódico posee el formato de un Larousse: por 4 dólares no sólo se desayuna; se come, se cena y se tiene para toda la semana. Al principio solía comprar el Times religiosamente todos los domingos, por ser el día del Señor. Sin embargo, después de atragantarme con tantas páginas, preferí la comodidad del soporte digital. Desde entonces, no puedo evitar sentirme culpable. Ya lo conocen: disminución de la tirada del papel, menos ingresos por publicidad, Internet, la globalización, Bush, otrora Aznar, etc.

La verdad es que me trae sin cuidado la suerte del periódico de papel. Me di de baja hace tiempo del grupo de apocalípticos que cada día anuncian la mala nueva: ora el fin del periodismo, otrora la muerte del periódico, etc. Escribía Arcadi Espada en sus Diarios 2004 - citando a no sé quién - que el principal problema de la muerte del periodismo es que al día siguiente alguien tendría que redactar la noticia. De momento, yo ya me he apuntado a la lista de los redactores: de alguna forma habrá que salvar el pellejo...

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