jueves, 31 de julio de 2008

Por una palabra

La correción política vino de Estados Unidos, como otros tantos espantajos del pensamiento: la histeria por el cambio climático, el multiculturalismo, etc. No hay momento del día donde no se esté ofendiendo a una minoría por tal o cual palabra. Sin duda, ahora lo más "trendy" es lo políticamente incorrecto. Pero sin pasarse. Pongamos, por caso, la portada del semanario The New Yorker. Con acierto, Arcadi Espada apuntó contra esa tendencia al lenguaje recto, el primer derivado de la corrección política. Si tenemos que amarranos la lengua para no ofender a nadie, se acabó la ironía. Léase, el libre pensamiento.

La corrección política ha anestesiado el mejor periodismo del mundo. Uno puede hablar libremente de lo que quiera en la calle. Pero ha de tener cuidado con lo que escribe. Por una palabra... ¡zas! Yo no sé qué te diera por una palabra. Todavía me pregunto en qué habrá ayudado tanta rectitud. Esas minorías, que por más que busco por la calle no encuentro, siguen en el mismo lugar: en periódicos, televisiones, cines y radios. Muchos no sabían que eran insultados. Hasta que llegó un iluminado para despertar sus adormecidas conciencias. Y ahí los tenemos, todos tan monos, tan bien colocaditos en su sitio. Qué nadie se mueva, que no saldrá en la foto. Qué estampa tan bonita.

2 comentarios:

Verónica dijo...

Este comentario le iba más a otro post, pero es que me acabo de topar con él. Por si es de su interés:

http://www.elpais.com/articulo/semana/mitad/cuarto/elpepuculbab/20040724elpbabese_12/Tes

Saludos!

Javier López Vivas dijo...

Se lo agradezco mucho, Verónica.

Un saludo