jueves, 12 de junio de 2008

Making off

Con motivo del próximo domingo, el Día del Padre en EE UU y otros países de Latinoamérica, mi editor me encargó un reportaje sobre "cómo ser un buen padre". Así que fui a parar a El Barrio, el famoso Spanish Harlem, en busca de progenitores. En un lugar de puertorriqueños, sólo pude entrevistar a dominicanos. No tengo nada en contra de estos; me parecen tan simpáticos o desagradables como cualquier otra persona. Pero intuyo que por un cierto celo multiculturalista, todos los hispanos tienen que tener su cuota de representación. No lo sé. Pero así lo entendí yo.

Buscaba padres a una mala hora del día: 35º C, mucha humedad (créanme, comparado con esto, Barcelona tiene un clima seco) y ni un padre. Aun así, me sorprendió la jovialidad de las personas a las que intentaba entrevistar. No daba ni una: nadie tenía hijos. Después de dos horas empapado en sudor, intercambiando chistes malos y sin encontrar ningún padre, me planté azarosamente delante de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. No quise entrar: iba a perder mucho tiempo, estaba a punto de desfallecer de calor, no había conseguido ninguna entrevista con un padre y me quería ir ya. Así que di media vuelta y entré en la librería. Salí una hora más tarde con una antología de artículos de la revista Slate. Allí ha escrito Christopher Hitchens contra las mentiras del idolatrado Michael Moore (En inglés. En castellano). Me fui a Amsterdam Av. y en media hora ya tenía todo lo que buscaba. Menudo día.

(Más tarde)

Ya sólo necesito declaraciones de expertos. No rompo con el protocolo: un sociólogo y un psicólogo. Pienso en Lluis Flaquer, que fue profesor mío en Sociología de la Familia. Tiene un libro estupendo titulado La estrella menguante del padre. No me responde a las llamadas. Así que paso al plan B: celebro el nuevo premio de Google buscando artículos de este sociólogo. Cojo un par de citas y cumplo con su representación. Por lo que hace al psicólogo, consigo dar con Luis Rojas Marcos, que imparte clases en la Universidad de Nueva York. Muy amable, me responde a mis preguntas. Todo lo que me dice este psiquiatra me recuerda a lo que ya había dicho Savater en El valor de educar. No sé con quién quedarme. En periodismo mandan las declaraciones directas, así que dejo al filósofo donostiarra en la recámara.

Ahora sólo necesito fotos. Después de ese mal día en El Barrio, me niego a volver. Ya tuve suficiente. Me acerco a una cafetería cerca de mi casa, el "From Earth to You Café" (calle 24 con Décima Av.). Por el nombre parece un lugar con productos tiernamente elaborados por pequeños agricultores. Seguramente no encuentren un lugar con productos más plastificados e industrializados que ese. Allí me encuentro con Juan y Samuel, dos empleados hispanos de la cafetería. Suelo ir con frencuencia; ya son amigos. Me encantan los paninis que hacen. El café es horrible, pero los sandwiches son lo mejor.

Juan y Samuel se pasan todo el día hablando de fútbol. Ahora que tiene lugar la Eurocopa, cada vez que me ven no paran de hablarme de la selección (la española, se entiende). Yo, que no sé nada de fútbol, río y hago los comentarios más banales del mundo: "Sí, claro, necesita una mejor alineación"; "Fue una mala temporada" (referido al Barça), etc. Les hago un par de fotos y luego me invitan a café y muffins. Decido que tengo que volver.

Gracias a Google consigo acabar el reportaje. Que Dios bendiga esa empresa. Felicidades por el Premio Príncipe de Asturias. Cuánto le debe el periodismo contemporáneo a ese gran invento.


Post Scriptum: Mis amigos Jaun y Samuel del "From Earth to You Café".



No hay comentarios: