No, no hay que pedir perdón. Ni aquí ni allí. Ese morbo occidental por la autoflagelación ha llegado a niveles ridículos. El más inmoral derivó de los atentados del World Trade Center. Algunos llegaron a pensar que los americanos se lo habían buscado. No se puede ir de gendarme por el mundo. Quien siembra vientos recoge tempestades, se oía también. 3 00o personas tuvieron que pedir perdón por al menos un siglo de política exterior estadounidense. El castigo fue inapelable: cayó del cielo. Por si alguien tiene dudas.
Que aquellos teólogos del pecado vengan a los escombros de la zona cero. Y que no olviden entrar a la St. Paul's Chapel, justo al lado de lo que fue el WTC. Que vengan y lo vean. Y si hay que pedir perdón, que lo pidan ellos.
domingo, 22 de junio de 2008
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1 comentario:
En un apuro podemos acogernos a la cita teresiana:
«Si tienes ideas, échalas a correr, mejor pedir perdón que pedir permiso».
Un saludo.
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