martes, 24 de junio de 2008

Move

Ni hablar, señor, mi pasaporte no se lo doy. Yo, si quiere, le dejo el D.N.I. de mi país, pero mi pasaporte... eso sí que no. Comprenderá usted que lo debo llevar siempre encima y temo que aquí me lo pierdan. Empecé bien mi primer día en el Metrotech Center, la nueva sede de El Diario. Un edificio con su historia. Supongo que por ahorrar costes, EDLP trasladó la redacción allí. El precio del alquiler en Manhattan está favoreciendo mucho a este barrio, que goza de buena marca y buen vecindario. E incluso de buena música. No tiene el glamour de Manhattan, pero está adquiriendo un cierto aire de... un no sé qué de... mmm... todos mis amigos que han visitado este barrio me han hablado bien. A todos les gustó. Ahora que recuerdo, sólo han sido dos. Pero su juicio vale por mil (personas, claro, no tengo tantos amigos).

El lunes fue el primer día. Llovía cuando salí de casa. Tomé el metro en la 14 y bajé en Jay St. Al salir de la estación, la lluvia daba un aspecto excesivamente gris a la zona. No me gustaba. En algún momento me recordó a Queens, pero con edificios de Manhattan. La redacción está en la 18ª planta. Los grandes ventanales permiten ver casi toda la ciudad: los puentes de Brooklyn, Manhattan y Williamsburg; el Empire State asoma a lo lejos; y todavía más lejos, se puede observar la inmensidad de Queens. Por cierto, que en Brooklyn sirven una cerveza con bastante fama. Ahora caigo en la cuenta que V the Wanderer me hizo un pedido. Me tomaré un par a su salud.

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