domingo, 15 de junio de 2008

La grandeza de América

Mario Vargas Llosa publica un artículo sobre Nueva York en la prensa española. Ha pasado dos meses en la Biblioteca Pública de Nueva York trabajando en su última novela. Entre otras cosas, destaca la actividad cultural de esta ciudad, la París del siglo XXI. También resalta el carácter cívico de su sociedad, que a diferencia de la europea, es más activa y menos dependiente del estado. En el país americano la cultura apenas mendiga de ningún ente público. Hay numerosas fundaciones privadas que se encargan de mantenerla, y de hacer de su actividad artística, cultural (incluida también la científica) la más dinámica del mundo. A diferencia de Europa, donde un estado burocratizado y esclerotizado ha sumido la cultura en un provincianismo subvencionado (véase el caso paradigmático de la "excepción cultural" francesa), en Estados Unidos su dinamismo no sólo se demuestra en el aspecto cultural, sino también en el cívico.

Desde Europa se ha acusado varias veces la carencia de un estado social en América. Pero en ningún momento se ha llamado la atención del potencial asociacionista de la sociedad americana. El activismo local se originió por la falta de un estado providencia que sufragara todos los servicios que los ciudadanos precisaban. Así lo narró Tocqueville, cuando dejó la naciente Francia hiperburocratizada. El hiperindividualismo americano no es más que un mito europeo para ensalzar las bondades del estado socialdemócrata y justificar así la apatía de la sociedad civil europea. No existe sociedad democrática menos individualista que la americana, donde las asociaciones civiles locales superan con creces las europeas y llevan a cabo una labor de rescate social mucho más eficiente que el del Estado del bienester del otro lado del Atlántico. Es en Europa donde ha tenido lugar el peor individualismo de todos; el más infantil y parasitario.

Luego se dirá que en el país que describió perspicazmente Tocqueville los índices de abstención electoral son alarmantes. Sí, es algo preocupante. Pero se explica más por un fuerte arraigo y activismo local que no por la apatía política de sus ciudadanos. En Europa estamos más pendientes de lo que el estado pueda hacer por nosotros; en Estados Unidos, parafraseando a Kennedy, los ciudadanos son más maduros y miran qué pueden hacer por los demás, sin esperar que ningún estado paternalista les saque las castañas del fuego. Esa es la grandeza de América.

5 comentarios:

Mgb dijo...

A mí me impresionó, y me pareció muy americana, una historia de NY de Enric González. Era de un inmigrante italiano entusiasmado por la ópera. Con poquísimo dinero y mucho entusiasmo creó su propio teatro, minúsculo, en la Little Italy. Durante años el teatro funcionó, con representaciones de gran calidad a pesar de los escasos medios, con esfuerzo, amor, dedicación y mucha humanidad. Cuando el italiano murió sociedades musicales de la ciudad le rindieron un sentido homenaje, espontáneo, emotivo, sincero. Sin el acartonamiento oficial ni las odas interesadas de mediocres burócratas. Esas cosas son bonitas. Y son muy americanas.

Saludos.

Happel

Baroudeuse dijo...

Esta muy bien el articulo de Mario Vargas Llosa sobre la "excepcion cultural"... pero me parece muy nostalgico. Y hace de la excepcion cultural algo sin ningun sentido (a parte del dinero) lo que me parece mentira.

Si se mira un poco a los datos sobre el cine europeo frente al cine estadounidense, ya se entiende un poco mejor.
El cine era la primera industria en los Estados Unidos, incluso delante de la aeronáutica o de las armas (datos de 2000). El cine en EE.UU. realmente es un business, al contrario del cine europeo que se considera parte de la herencia cultural y lingüística pero que raramente tiene beneficios grandes y necesita apoyo para no desaparecer totalmente. Por ejemplo, las películas americanas representan el 88% del mercado nacional de Chipre y de la República Checa (y hay muchos mas ejemplos!!!). No me parece que sea buena cosa de dejar el "libre mercado" actuar en aspectos de cultura, como el cine, porque no se puede competir con la maquina de produccion y de comunicacion de Hollywood.

Tampoco se debe rechazarlo, y nunca he tenido la impresion que se intenta impedir que los productos artísticos estadounidenses entran en Francia o en Europa, sino solamente estar consciente que debemos cuidar nuestra cultura para no llegar a una cultural global uniforme!

Este texto era solamente para dar algunos cifras, que a mi me han dado miedo. Sin negar, por supuesto, que el anti americanismo y un chauvinismo cultural pueden dañar, y seguramente ya han dañado a la cultura europea.

Piotr Nabobda dijo...

Hola:

el 30% de la población negra está fichada por la policía.

--El 30% de la población USA vive en el filo de la pobreza. Y eso porque se les ocurrió medir la pobreza de otra manera más favorable.

--En USA, hay gente que teniendo trabajo nunca saldrá de la pobreza, apenas le alcanza para comer. La exclusión social alcanza un nivel que, incluso en nuestra adormecida Europa, hubiera causado conflictividad social.

No creo que todo quede explicado por el asociacionismo WASP.

Martínez dijo...

Javier, enhorabuena por tu blog.
Yo creo que el individualismo de la sociedad norteamericana es indudable, pero se trata de aquel individualismo que fundaran en Concord Emerson y sus excéntricos; es decir, un individualismo fraternal y generoso, que procura el bien de los demás buscando el propio... De ahí ese fenómeno asociacionista tan interesante. En fin, es largo de tratar. Un saludo.

Martínez dijo...

Añadir que ese concepto es un ideal teórico con muchos desarrollos posibles, que cualquiera es libre de ignorar o, como Ayn Rand, de llevar a sus últimas consecuencias... Jeje. Saludos.