lunes, 30 de junio de 2008

Pequeño homenaje a Juan Ramón Lodares

Es toda una elegancia que Estados Unidos no tenga lengua oficial. Su constitución, de 1776, no lo contempló en ese momento. Ni en el momento de ahora. Por aquella fecha Herder era un desconocido. Y, afortunadamente, sus enseñanzas no llegaron a cruzar el Atlántico. Algo que, por cierto, marca una gran diferencia entre el carácter europeo y el americano. Con esto no quiero sugerir un enlace hipotético entre Herder y la lengua oficial. La lengua oficial es la lengua administrativa. La lengua de Herder es la lengua propia. La primera nació con la aparición de los Estado-nación modernos. La industrialización hacía necesaria la alfabetización de la sociedad en una lengua, que debía ser la lengua de las elites del antiguo régimen. Así lo explicaba Gellner en su libro Naciones y nacionalismo. La segunda dio pie a los nacionalismos románticos del XIX y a los nacionalismos asilvestrados del XX. Vincula la lengua a una visión determinada del mundo. Le da vida y hace de ella una especie. A finales del XX, los ecólatras la han incluido en su lista de especies a proteger.

Me fascina ese pragmatismo con el que los americanos tratan los idiomas. Ese reduccionismo del idioma no ya a un instrumento para comunicarse. Para eso tienen el inglés. Sino como un potencial de negocio privado (clientes) y público (votantes). En el metro de Nueva York se puede leer indistintamente letreros en español y en inglés. Publicidad o anuncios del ayuntamiento. No importa. Nadie protesta ni ve en peligro su identidad. No hacen falta manifiestos ni respuestas burdas. Se impone el sentido común. En el fondo subyace un desprecio razonable a la lengua como fetiche. Incluso entre los hispanohablantes. Todos ellos ven el inglés como un idioma de oportunidades. Educan a sus hijos en esa lengua y en ningún momento se plantean el porvenir del español en Estados Unidos. Si sus hijos y nietos pierden el idioma a cambio de un futuro mejor, que así sea. Ni la salud ni el futuro de su idioma materno les preocupa. Son indios, no sociólogos. Esas cuestiones las dejan para nuestros bien nutridos académicos.

Post Scriptum. "¿Por qué cree usted que los productores de Hollywood no traen películas dobladas al catalán? ¿Porque le tienen manía? ¿O porque consideran que el público catalán puede verlas, igualmente en español? En Hollywood saben que si llevas cinturón puedes ahorrarte los tirantes". Juan Ramón Lodares (1959 - 2005). Fue lingüista y profesor de la UAM.

1 comentario:

El rincón de Chiriveque dijo...

Hola, me ha gustado mucho tu entrada y tienes muchísima razón. Yo antes tenía una concepción muy distinta de las lenguas y la lectura de los libros de Lodares me ha hecho replantearme muchas cosas. Un abrazo.